domingo, octubre 29, 2006

 

Armarios



Estar en el armario es vivir la homosexualidad de manera secreta y presentarte -o dejar que te asuman- como heterosexual. Del armario no se termina de salir nunca, porque el heterosexismo siempre presupone que todos somos heterosexuales hasta que no se demuestre lo contrario.

Este fin de semana, por ejemplo, me he tenido que enfrentar a mi enésima salida del armario. Uno de mis mejores amigos se casaba con su novio en un lugar de la provincia de Granada. Como mi chico y yo estamos instalados en la precariedad laboral -ergo económica- decidí preguntar a mi amiga Carmen si nos podía alojar en su carmen, que es como llaman las casas árabes con jardín del Albayzín. Yo siempre pensé que mi amiga Carmen, a pesar de mi pluma, me tenía como hetero ya que en una ocasión hace mil años le escuché un comentario tipo: "¡no entiendo como a un hombre le puede atraer otro hombre...!" Son esa clase de frases que la gente dice sin pensarlo demasiado y no sabe las consecuencias que puede tener para la persona que tiene en frente. Para mí la consecuencia ha sido que nunca me he atrevido a comentarle que yo sí entendía (lo de que a un hombre le atraiga otro).

Así que este finde volví al armario durante un tiempito: qué rollo tener que controlar los gestos de cariño con mi novio, mis comentarios, mi forma de ser ¡Qué coñazo es el armario! A la primera oportunidad en que nos quedamos solos ella y yo aproveché para decirle que el chico con el que había venido no era "mi amigo" sino "mi chico". Ella me dió las gracias y me dijo: "¡Qué bien, porque no sabía si estábais juntos o no!".


Mientras tanto, en la boda de mis amigos el armario volvió a manifestarse cuando las familias de los novios no pudieron estar presentes al completo en el acto. Ellos no se lo habían comentado porque parte de sus familias no saben que entienden y temían que tuvieran una reacción negativa o de incomprensión. He escuchado también varios casos de parejas de hombres y mujeres que se casan y no piden en sus respectivos trabajos los quince días de vacaciones que les corresponden por matrimonio para que no se sepa que son gays o lesbianas.


Y es que, queridas lectoras y lectores, a pesar de todos los cambios sociales que estamos viviendo en España, el ser homosexual y decirlo todavía tiene consecuencias negativas en nuestra sociedad heteronormativa, puesto que tu opción sexual se puede utilizar en tu contra para perjudicarte: desde frenar el acceso a determinados puestos laborales, hasta el rechazo; la posibilidad de ser insultado o acosada sexualmente; que se difundan rumores y chistes sobre ti e, incluso, el riesgo a perder tu trabajo. Por eso normalmente no suele sentar muy bien que otros u otras se arroguen el derecho a desarmarizarte. Como le ocurrió a mi amigo José cuando, antes de incorporarse a su nuevo puesto, unas "compañeras" se dedicaron a difundir en su centro de trabajo que él era gay.

Salir del armario no es una obligación impuesta a todos los que follamos con gente de nuestro propio sexo, sino que cada uno de nosotras tenemos el derecho de decidir a quién, dónde, cómo y cuándo decírselo. Porque nadie mejor que cada uno para sopesar las consecuencias de hacerlo.


Mucha gente heterosexual, por desconocimiento, se muestra insensible a este tema. Pero a veces a algunas maricas y bollos parece que se les olvida también. Por eso no seré yo quien juzge a mis amigos y amigas por decírselo o no a sus familias, por comentarlo en el trabajo o no, por decidir no mostrar su afectividad en público o no darlo a conocer entre sus amistades. Son mis amigos. Y nadie mejor que ellos para tomar sus decisiones.


No viene al caso, pero durante la boda me habló Luis de este video ultra petardo y ultra marica que a lo mejor os hace gracia y todo:





¡Feliz semana!


domingo, octubre 22, 2006

 

Bula estética



Celia Amorós, catedrática de Filosofía de la UNED, es un referente del feminismo español y acaba de ganar el Premio Nacional de Ensayo. Si es difícil comprender que haya obreros de derechas o negros racistas, a mi me resulta raro que las maricas no nos comprometamos más con la lucha feminista (de las mujeres en general y las bollos en particular lo doy por sentando). Seguro que a Celia Amorós no le hace especial ilusión estar citada en un blog maribollo, pero yo la traigo aquí porque ella habla de la bula estética que gozamos los varones. Lo corroboro con algunas cosillas que me han ido ocurriendo en los últimos años, la mayoría de ellas relacionadas con los procesos naturales de envejecimiento.

Hace aproximadamente un lustro, comencé a darme cuenta de que los pelos de mi barbilla empezaban a ponerse canosos. Desde ese momento estuve mucho tiempo sin dejarlos crecer demasiado para que no se vieran: me hacían mayor. Una semana que no me pude afeitar Dios sabe por qué motivos, me dejé barba y ¡sorpresa!, todo el mundo comenzó a decirme lo bien que me sentaba y el aire interesante que me daba. Si a esto unimos mi vaguería innata para afeitarme y que el osismo pusiera de moda el vello facial, ahora me paso más tiempo con barba que sin ella.

Lo que me ha hecho volver a pensar en la bula estética de la que habla nuestra querida Celia, es que estoy sensiblemente más gordo que nunca en mi vida. Siempre he estado en el límite de lo que el índice de masa corporal (IMC) considera "peso saludable", pero ahora, gracias a la inmovilidad producida por mi rotura de tendón y la ingente cantidad de bombones y magdalenas que he gocheado en los últimos meses, he engordado unos 10 kilos y puedo decir que me encuentro cómodamente instalado en la franja del "sobrepeso grado 1". El resultado es visible a primera vista: "papa don't preach!" (papada), algo más que tripilla prominente y tetas acercándose peligrosamente a los "pechos de Buda"...


Todo esto me hizo temer que mi novio amenazaría con abandonarme o que no recibiría ni una sola mirada lasciva o de interés sexual de esas que tan bien vienen para subir la autoestima. Pues bien, las miradas han aumentado, mi novio no me ha dejado y encima agradece mis michelines cada vez que se echa una siesta apoyando su cabeza en mi mullido sobrepeso. ¡Hasta se pone celoso cuando salgo solo de fiesta porque dice que soy muy jugoso!

El hecho de que esta bula estética no sólo nos permita a los treintañeros tener barriguita, sino que nos hace incluso más atractivos para mucha gente, no me va a ayudar mucho a pasar del "a ver si adelgazo..." al "¡me pongo a dieta ya!". Sin embargo, me hace ver claramente dos cosas:

- Afortunadamente, los maricas no estamos tan obsesionadas por ese modelo de belleza del que ya he hablado otras veces por aquí (delgadez, juventud, músculos...), sino que tenemos un repertorio bastante amplio de gustos, deseos y morbos.

- Las mujeres lo tienen mucho más chungo con esto de los requisitos estéticos de delgadez, belleza y juventud ya que a ellas sí se les exigen en demasiadas ocasiones para triunfar en las relaciones sexuales y/o amorosas, en las relaciones sociales, en el mundo laboral y, lo que es peor, para sentirse bien consigo mismas. Por eso muchas se ven obligadas a someterse en mayor medida que los hombres a verdaderas torturas físicas (dietas salvajes, anorexias, cirugías estéticas de todo tipo...) para intentar acercarse a esos parámetros.

A mi me encanta la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, porque es un modelo ideal de cómo una mujer puede lucir orgullosa sus arrugas y tener al mismo tiempo mayor elegancia, inteligencia, éxito y poder que cualquier otra mujer pública (o varón) del país. Si los sociatas la presentan a presidenta (o alcaldesa) soy incluso capaz de votarles: ¡cómo me gusta esta mujer!

Me ha quedado un post demasiado largo y no quiero aburriros con la crónica de mis vacaciones, pero no puedo resistirme a recomendar un par de pelis que disfruté estos días: Babel (angustia y globalización de la mano del director de Amores Perros) y Shortbus, la última película de John Cameron Mitchell, el director, protagonista, guionista, etc. de Hedwig and the angry inch. No soy muy amigo de los trailers, pero por si queréis verlo en inglés, aquí va:




domingo, octubre 15, 2006

 

Heteros



¡Menuda se lió la semana pasada con aquella generalización sobre "los heteros"! Es algo que me pasa en general: que cuando comentas algo sobre "los heteros", así, como una categoría, en seguida empieza a salirte gente diciendo que ellos/ellas no son así, que no conoces la realidad o que tú -como gay- no puedes hablar del tema...

Pues mira, será porque los homosexuales, las maricas, los gays, los sarasas, las bollos, los bisexuales, y todas las raaaaaras, estamos acostumbradas a que se nos estudie, se nos caracterice, se generalice sobre nosotras... que sí, que aunque este es un blog de reflexiones#bollos#maricas, les voy a dedicar un post a ellos, a los heteros.

En primer lugar para recordarles que la heterosexualidad está en crisis. No lo digo yo, lo han dicho antes muchos otros y, sobre todo, muchas otras. Sobre todo porque se basaba en aquello del reparto de roles (unas cuidan y otros trabajan fuera de casa) que ya pusieron en cuestión las feministas. A partir de ahí, todo lo demás se ha venido abajo. Claro que de momento parece que sólo se han dado cuenta muchas chicas y algunos chicos.

El caso es que mientras muchas mujeres ya han roto con los viejos esquemas machistas de la heterosexualidad, todavía no han surgido modelos alternativos de la masculinidad para los hombres heteros compatibles con lo que las mujeres quieren. ¿Alguna pista? ...como dijo alguna vez Zerolo: "Los hombres buscan a una mujer que ya ha muerto y las mujeres buscan a un hombre que todavía no ha nacido".

Que conste que no todo es crisis en heterosexualia: yo tengo muchas amigas y amigos que van haciendo sus experimentos vitales para encontrar esa felicidad que todos buscamos y muchos no sólo lo consiguen, sino que también nos dan pistas a los demas.

Mi novio dice que todos mis amigos son maricas y que todas mis amigas son bollos, pero resulta que cuando celebro mi cumple, la mayoría de la gente que viene es hetero. Lo mismo me pasa a mis amigos gays cuando se casan: al final en la lista de invitados los heteros ganan por goleada. (¡¡FELICIDADES AM+AM!!)

Desde una boda hetero gringa (¡otra!), sobre la que os contaré en otro momento, os mando un beso enorme.


domingo, octubre 08, 2006

 

feos



Andaba yo dándole vueltas a la lavadora a raíz de un comentario que hizo un chico hace unos días sobre un reportaje que salió en la revista Zero. En este reportaje, el periodista comentaba que cuando salía de marcha y se empastillaba, llegaba un punto en el que hasta la gente fea le parecía guapa. A este chico le sentó fatal eso de que hubiera una categoría de “gente fea” porque le daba la impresión de que últimamente sólo las maricas monas, jóvenes, modernas y con cuerpazo tenían derecho a existir.

A mi lo que me llamó la atención fue que este chico se autoincluyera en el grupo de los feos y que le sentara mal el coment
ario. No sabe que, como comentaba alguna lectora por esta bitácora, la belleza es contextual y todos somos guapos y guapas en momentos y lugares concretos. Por eso, aunque puedo decir que hay GUAPOS con mayúsculas, jamás, jamás, jamás puede haber un feo con mayúscula. Como diría mi madre: siempre hay un roto para un descosido o, lo que es lo mismo, todos tenemos nuestro público. Lo que pasa es que algunos son de audiencias mayoritarias -como la primera o telecinco- y otros somos la2 o cualquier canal temático del cable, con menos público pero más selecto.

Pareciera que la belleza serviría básicamente para ligar, pero no necesariamente tiene que ser así. Cuando yo empecé a salir por el ambiente, mi amigo Pedro me dio una lección que me ha sido de gran utilidad a lo largo de mi deambular por el mercado de la carne y que yo comparto con todas vosotras: para follar no hay que ser ni guapo ni feo, ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco; para follar basta con ser puta. Claro, que esto habría que completarlo con otra cita, en este caso de mi amiga Lourdes: puta nunca fue un insulto.

Todo esto rige para los maricas, porque no sé como funcionará para las bollos, aunque tengo una ligera idea de cómo va para la gente hetero. Yo siempre creí que las chicas se fijaban más en la personalidad de los chicos y que estos eran más de estar pendientes del tema físico de ellas. Mis estereotipos se vinieron abajo cuando en la fiesta X&Y que montamos desde “Marietas per el món” pudimos comprobar, a través de un jueguecito que hicimos, que la mayoría de chicas se fijaban en un grupo reducido de chicos (siempre los mismos, los más guaperas). Los tíos tenían un criterio mucho más amplio ya que, al final, la mayor parte de las tías tenían como pretendiente a algún chico. Algo parecido ocurría cuando he hecho esta dinámica con grupos de chicos gays: casi todo el mundo era elegido por alguien o atraía a alguien.

Así que cierro el post recordándoos que todos tenemos nuestro club de fans, más o menos concurrido, y que si nos sentimos feos/feas, lo único que hacemos es perder oportunidades de conocer gente, darle un gusto al cuerpo y, quizás, de poner un poquito más de amor y cariño en nuestras vidas.


domingo, octubre 01, 2006

 

Alineados





Hace un par de semanas se celebró en La Habana la Cumbre de los Países No Alineados. Como me pierde mi ingenuidad, a bote pronto pensaba en este foro de modo positivo, como una alternativa al capitalismo rampante del “sálvese quién pueda” que vivimos por estos lares. Abro el periódico y las fotos que ilustran la noticia de la cumbre me devuelven a la realidad: en una misma página los rostros de Mugabe, Castro y Ahmadineyad, presidentes de Zimbabwe, Cuba e Irán respectivamente. Si esta es la alternativa al imperio del Norte, unos cuantos lo llevamos bastante claro.

Mugabe es uno de los mayores homófobos del orbe y ha llegado calificar en público y en foros internacionales a las personas homosexuales como “menos que humanos” y, por lo tanto, sin derecho entonces a los derechos humanos. Esta deshumanización abona el camino para que se cometan ataques y violaciones contra los grupos sociales estigmatizados.

Cuba intenta lavarse la cara en este sentido, pero basta leer el libro de Reinaldo Arenas Antes que anochezca para hacerse una ligera idea de las atrocidades que la dictadura castrista ha tenido reservadas a las personas homosexuales durante décadas en su campos de concentración. Por cierto, ese Ché Guevara que tanto le gusta a algunas maricas llevar en sus camisetas fashion
era también bastante homófobo (y esto no es una indirecta para nadie, que hay quien está muy susceptible ultimamente).


Irán es uno de los 8 países del mundo en que la homosexualidad está penada con la muerte, como pudimos ver en las imágenes escalofriantes de estos dos adolescentes que apenas llegan a los 18 años, Ayaz Marhoni y Mahmoud Asgari, azotados con 228 latigazos antes de ser ejecutados en la horca por ser homosexuales.



Los derechos humanos de gays y lesbianas han ido poco a poco avanzando en España: primero a nivel local y autonómico, con los registros y leyes de parejas de hecho. A nivel europeo siempre han existido directivas para que se reconozcan nuestros derechos y Europa ha sido una influencia decisiva para que finalmente se aprobara en nuestro país el acceso al matrimonio.

Sin embargo, a nivel planetario son pocos los avances en el reconocimiento de los derechos de las personas homosexuales debido al frente común que crean los gobiernos más conservadores del mundo. Enemigos acérrimos en otros frentes –como Irán, EEUU y el Vaticano– no dudan en convertirse en aliados para frenar el reconocimiento de la sexualidad como un derecho humano, o al menos, toda concepción que abra la sexualidad más allá del matrimonio monógamo heterosexual. Ya lo vimos con la celebración del orgullo gay mundial (World Pride) de Jesuralén, cuando se unieron musulmanes, judíos y católicos en una misma mesa para mostrar su disconformidad con el evento. Aquí me gustaría recordar que el muy católico gobierno del Partido Popular alineó al estado español con estos países fundamentalistas (Irán, Sudán, Egipto...) votando en 2002 contra la entrada de la
Asociación Internacional de Lesbianas y Gays (ILGA) en el grupo de ONG que asesoran al Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC).

En esto de no reconocer los derechos humanos para las minorías sexuales se repiten los mismos argumentos que se vienen utilizando desde hace décadas para frenar la igualdad de la mujer: o bien va en contra de la tradición y la cultura o bien va en contra de la moral y la religión. Lo preocupante es que mientras los fundamentalistas cristianos, judíos y musulmanes actúan de forma conjunta en foros locales, nacionales e internacionales, se echa de menos una alianza entre el llamado movimiento LGBT (de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), los afectados por el VIH/SIDA, el feminismo y los movimientos tradicionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional, para contrarrestar su fuerza y su discurso homófobo y sexista.

A pesar de que en muchos y poderosos países ricos del norte la homofobia campa a sus anchas y de que entre los no alineados aparece un panorama bastante desalentador, sí hay esperanza: poco a poco se van incorporando aliados al grupo tradicional de defensores de los derechos LGBT en los foros planetarios (los países escandinavos, Canadá, Australia, algún país europeo…). Sudáfrica o Brasil, por ejemplo, son ahora países muy activos en este sentido. Brasil presentó en 2003 una propuesta de resolución a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que pedía a los estados la protección de los derechos humanos de todas las personas, independientemente de su orientación sexual. Esta resolución encontró de nuevo la férrea oposición de naciones fundamentalistas religiosas, como el Vaticano o Pakistán, que consiguieron que la votación de la misma fuera pospuesta dos veces. Finalmente, en 2005, Brasil retiró su propuesta por presiones de política internacional. Ojalá España se una de manera efectiva al grupo de países que hacen de la defensa de todos los seres humanos, incluidas las personas homosexuales, uno de los ejes principales de su política exterior.


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