domingo, marzo 23, 2008

 

Deporte



Hablando con Álex estos días constatábamos cómo el deporte sigue siendo uno de los grandes reductos de homofobia que aún quedan por convertir en espacios de respeto a la diversidad sexual. Y es que el deporte constituye uno de los principales agentes de construcción de la masculinidad y, por desgracia, esa masculinidad tradicional continúa conllevando el desprecio de lo femenino y, sobre todo, de la homosexualidad masculina.

Hay algunos deportes liberados en los que una persona no heterosexual puede practicar ejercicio en grupo sin tener que ocultar su sexualidad. Pienso aquí en el fútbol femenino o en el voleibol ya que, no sé porqué, en todo el mundo mundial siempre han sido muy bollo el primero y muy marica el segundo. Otras disciplinas deportivas, por el contrario, se muestran recalcitrantes en su homofobia y, por su puesto, el monarca de la fobia contra los gays no podía ser otro que el deporte rey: el fútbol.

Si la masculinidad se construye en el fútbol, para el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, es explicable que los gays no se atrevan a salir del armario en este deporte ya que "creen que no serían aceptados en estas organizaciones de hombres". Como si un hombre homosexual no fuera un hombre. En cualquier caso y parafraseando al cantautor Javier Álvarez: "a ser dulce, humilde y un poco loco y no a hombre quiero tender, aunque hombre ya nací".

Ejemplos de homofobia en el mundo futbolístico podemos encontrar no miles, sino millones, como los experimentos de Luis Aragonés contándonos sus intentos de meterse el pelo de una gamba por el ano o aquel juez brasileño que sentenció que "el fútbol es un juego viril, no homosexual". Pero traigo aquí un par de ellos que por su invisibilidad, cercanía y persistencia a mi me llaman especialmente la atención. El primero de ellos ha tenido alguna resonancia en los medios en las últimas semanas, aunque lleva ya meses ocurriendo en los estadios de fútbol de primera división de toda España, y es la cancioncilla tantas veces repetida en boca de quienes tienen que mostrar su rancia hombría: "¡Guti, Guti, Guti maricón!".



La otra muestra también la llevo escuchando desde hace años en los zapping "chistosos" de los programas de fútbol y es la cantinela pidiendo al jugador del Real Madrid Iván Helguera que salga del armario.



Al margen de a que a Guti le guste o no hacer cruising en baños públicos o de que Helguera posea un armario apolillado o no (ambos extremos los desconozco y, sinceramente, me la traen floja), me parece preocupante la falta de acción y denuncia de estos casos. Y no sólo por parte de los poderes públicos -a quienes por ley correspondería- sino también de los colectivos LGBTQ. Ni las radicalas se han atrevido a plantar su pluma en el Bernabeú (¡y eso sí que sería radical!), ni las institucionalizadas han puesto una denuncia ante ningún juzgado o estamento deportivo.

La ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte de julio de 2007
considera como acto intolerante en el deporte la entonación en los recintos deportivos de cánticos, sonidos o consignas que contengan mensajes vejatorios o intimidatorios para cualquier persona por razón de su orientación sexual así como los que inciten al odio entre personas y grupos (Art. 2.2.d). El artículo 15 de esta ley permitiría al árbitro suspender provisionalmente el acto deportivo o desalojar la parte del público con comportamientos homófobos como los que se ven cada fin de semana en los campos de fútbol. De repetirse estos actos se podría incluso clausurar estadios temporalmente como sanción por infracción grave (Art. 21.f y Art. 24) .

Estas sanciones se han aplicado cuando ha habido actos racistas y, en buena medida, se ha enviado un mensaje claro de que este tipo de acciones están prohibidas en los estadios. Si a un negro le llaman "¡Negro!" o le hacen sonidos simiescos, se pone una multa o se cierra el estadio y se acabó la agresión. Si al mismo negro, o blanco, o hetero u homosexual, le llaman "¡Maricón!", aquí no pasa nada. Es la normalización de la homofobia que se da en el deporte, igual que en las aulas, y a la que nadie parece querer enfrentarse.

Es muy plausible la aparición de colectivos deportivos maribollos abiertos a todos y todas donde lo que se promueve es el respeto a la diversidad sexual en el deporte como Halegatos de Madrid, Panteres Grogues de Barcelona o Hegosport de Bilbao. Por cierto, los Eurogames del 2008 se celebran en Barcelona y aún estás a tiempo de apuntarte a casi todo.

PD: Me comentan desde la huerta que este año la Romería del Contrapasmo es el 6 de abril. Yo no creo que pueda estar, pero si os pilla cerca, no os la perdáis.


domingo, marzo 09, 2008

 

Referentes



Leyendo el número cero de UPPS MAGAZINE me encuentro con un interesante estudio sobre las actitudes de los adolescentes ante la diversidad sexual que se ha llevado a cabo en Coslada y Maspalomas. En el informe completo, que está colgado en la web, descubro interesantes datos sobre el grado de conocimiento, mejor habría que decir de desconocimiento, que tienen nuestros adolescentes sobre la realidad de las personas LGBT.

Se les preguntaba a estos chicos y chicas por el nombre de personajes públicos, de la literatura y la historia que fueran lesbianas, gays, bisexuales o transexuales. El primero que aparece en la lista es Jesús Vázquez, al que reconocen como homosexual uno de cada tres chicos o chicas ¿Es mucho? A mi, sinceramente me parece que el hecho de que más de la mitad de los adolescentes no sea capaz de nombrar a ningún personaje homosexual, ni siquiera Jesús Vázquez, Boris Izaguirre o alguna concursante del gran hermano, me resulta preocupante. Entre los personajes históricos apenas aparecen nombrados por más del 1% como homosexuales el escritor Federico García Lorca, el humanista Leonardo da Vinci y Alejandro Magno como bisexual.

Esta situación probablemente responda al hecho de que la gran mayoría de sus profesores, padres y madres o personas cercanas tampoco sea capaz de recordar algún otro nombre. Incluso muchas veces nosotros mismos –gays, lesbianas, bisexuales o transexuales– tampoco sabemos reconocer ningún referente LGBT.

No creo que sea nuestra culpa, sino que la sexualidad de aquellos personajes públicos que no son heterosexuales se sigue ocultando sistemáticamente. Y eso que dicen que “¡ser gay está de moda!”. No estará tan de moda cuando la mayoría (tonadilleras, presentadoras y alcaldesas incluidas) lo callan. Probablemente porque saben que declararse al margen de la heterosexualidad puede tener muchas más consecuencias negativas que positivas en sus vida.

Así que la Doctora Queer se ha puesto a repasar algunos nombres que le vienen a la cabeza y que, en muchos casos, pueden resultar poco menos que sorprendentes. Muchos hemos escuchado que Shakespeare tuvo relaciones sexuales y amorosas con hombres y con mujeres pero, ¿sabías que de la gloria de las letras españolas también se dice que mantuvo relaciones homosexuales? Por lo visto, Miguel de Cervantes tuvo un noviete cuando estuvo en Argel en una época en la que en la ciudad se practicaba la sexualidad homosexual de forma bastante frecuente y abierta.

Yo aún recuerdo a mi profe de literatura en secundaria diciendo que Cernuda era un maricón, no como Lorca, que era homosexual “pero reservado”. Luego se pone uno a leer y resulta que Lorca como marica, de reservado no tenía nada. Quien sí era muy reservado respecto a su homosexualidad fue el dramaturgo Jacinto Benavente. Si unimos su nombre al del poeta Vicente Aleixandre, hacen un total de dos Nobel españoles de literatura maricas contra un Nobel abiertamente homófobo (léase Cela).

Más allá de la literatura, a mi nadie me explicó que uno de los principales filósofos que a todos nos toca estudiar en el COU de entonces y el Bachillerato de hoy, Ludwig Wittgestein, se enamoraba en muchas ocasiones de jovenzuelos que combinaban la inteligencia con la inocencia. En dosmanzanas.com me entero de que el David Pinsent al que le dedica su texto fundamental “Tractatus logico-philosophicus” no es otro que el novio con el que pasó las vacaciones viajando por Islandia y Noruega en 1912 y 1913 mientras maduraba su obra.

En la Wikipedia leo que Francisco de Goya estaba enamorado de su “amigo íntimo” y contable Martín Zapater, al que termina alguna de sus cartas con pasajes homoeróticos con un romantiquísimo: “el que te ama más de lo que piensas”.

Si se nos ha negado el conocimiento de referentes homosexuales masculinos en la historia, más aún nos falta saber nombres de mujeres lesbianas y bisexuales. Pocas personas pueden nombrar a la poetisa Safo de Lesbos, pero aún menos reconocer o recordar la abierta bisexualidad de la pintora Frida Kahlo o de la pensadora Simone de Beauvoir.


En fin, quien tenga tiempo y ganas, a lo mejor puede explorar por bibliotecas o por la red nombres como los de las escritoras Ana María Moix, Esther Tusquets o Lucía Etxebarría, la cantante Chavela Vargas, el filósofo Fernando Savater, el escritor Pedro Salinas o personajes más lejanos en el tiempo como los poetas Ausías March o Luis de Góngora, el rey Enrique IV, el matemático John Nash o el economista John Keynes.

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