lunes, abril 30, 2007

 

Soledad



Cuando haces una investigación y llevas 5 ó 6 entrevistas a las espaldas, en seguida empiezas a notar cuáles son los temas que tocan la fibra sensible de la persona a la que estás entrevistando, dónde están sus tabúes, dolores y llagas.

Antes de comenzar mi trabajo de campo para la tesis, pensaba que uno de los temas que más me costaría tratar en las entrevistas era el de la sexualidad: el hecho de que la gente -especialmente mujeres- me contara a mi cosas sobre su vida sexual podría ser complicado. Mi sorpresa fue que a la mayoría de los hombres y mujeres le encantaba hablarme de sus relaciones y prácticas sexuales sin ningún pudor y que nadie me dijo que el tema le hiciera sentir mal o incómodo/a.

La sorpresa vino con la soledad, otra de las cuestiones que yo llevaba en mi guía de entrevista. Ha sido prácticamente la única cuestión en la que no una, sino varias personas, me han dicho que preferían no hablar sobre el asunto y muchas otras a las que se le removían cosas cuando yo sacaba el tema.

Y es que en nuestra cultura existen numerosos dispositivos sociales que nos llevan a la mayoría a seguir el caminito que nos viene marcado: sentir atracción sexual por una persona del otro sexo, tener relaciones sexuales con ella, enamorarnos, casarnos, tener hijos, una casa, un coche, un perro o gato... Las personas homosexuales nos hemos visto expulsados de esta secuencia, pero no de su influjo: una vida sólo tiene sentido si te enamoras y la compartes con otra persona, aunque sea del mismo sexo.

El primer elemento que dificulta (aunque no hace imposible) el sentirse bien sin tener pareja es la identificación de soltería con soledad, algo que no es verdad. Yo he estado mucho tiempo sin pareja y no me he sentido solo en ningún momento ya que tenía mi familia, mis amigos y amigas, mis compañeras, mis ligues y polvetes de una noche, e incluso algún que otro "love affair" de semanas que iban cubriendo cada uno las distintas parcelas que necesito para estar feliz: conversación, cariño, afectividad, sexo, planes...

Adolecemos, por otro lado, de una falta de referentes de personas solteras y felices, y eso era algo que sí aparecía en la serie "Sexo en Nueva York" (yo creo que también es una de las razones de su éxito). Tengo en mente a Carmen Alborch: soltera, divina y poderosa. Ella escribió un libro titulado "Solas" que se convirtió en un éxito de ventas probablemente por la demanda que hay de referentes en este sentido. No olvidemos que según el censo de 2001 el tipo de hogar más común es el unipersonal y además es de los que más crecen. El subtítulo de su libro es "gozos y sombras de una manera de vivir" porque, claro, todo estilo de vida tiene sus ventajas y desventajas.

De hecho, cuando estás en pareja muchas veces añoras la soltería y cuando estás sin pareja te mueres por tener una. Yo ahora estoy emparejado y os confieso que me ha costado quitarme mi identidad de soltera, como a mi amiga Ana: tantos años con ella que cuesta un poco pensarse a dos. Aunque ahora estoy feliz en pareja (con sus "gozos y sombras", claro) hay veces que sí que necesito mis espacios personales. Claro que cuando no tenía pareja, de vez en cuando también huía a la playa en temporada baja para pasar unos días solo conmigo mismo. Y a mucha gente esta idea de pasar unos días sin nadie alrededor le horroriza. Casi tanto como la idea de "los espacios" personales a nuestro amigo Dani, aunque no entendí muy bien el por qué.

En fin, que yo creo que cada persona tenemos nuestros momentos vitales en los que necesitamos estar con nadie, poca o mucha gente; con alguien o alguienes especiales; que además a veces queremos que esa persona sea la misma con quién tenemos relaciones sexuales y encima sentir las mariposas en el estómago todo el rato y durante toda la vida. A veces es demasiado pedir y, quizás, lo mejor es ir adaptándose y disfrutando de lo poco o mucho que vaya llegando.


domingo, abril 22, 2007

 

Cumpleaños



Quizás esta entrada tendría que haberla hecho el próximo domingo, que es mi cumpleaños. Ese día cumpliré además 50 entradas en el blog. Pero hoy hace justo un año, el 22 de abril de 2006, escribí mi primer post en esta bitácora. Y, oye, eso de llevar un año en la red, es una pequeña satisfacción. Las pequeñas cosas de la vida que uno puede disfrutar: como verse un capítulo de Sexo en Nueva York mientras desayunas un domingo por la mañana sin resaca. Por cierto, ya he terminado la sexta temporada y me ha parecido un final de lo peor ¿dónde quedó la reivindicación de la soltería? ¿la posibilidad de ser feliz sin pareja y/o sin hijos?

Lo de cumplir 36 años lo llevaría bien si no fuera porque estoy más gordo, más cansado y, sobre todo, más achacoso que jamás en mi vida. Aunque confieso que estoy deseando que llegue el año nuevo a ver si cambio de ciclo, porque los 35 no me han ido muy bien que digamos: rotura de tendón, paliza y -ahora- vértigos. Menos mal que tener a mi enfermero amoroso al lado ha hecho todo mucho más llevadero. El caso es que estos mareillos de la última semana me han obligado a aparcar una vez más la tesis y también mi viaje al Contrapasmo, que se celebra hoy.

Esta romería surgió de un grupo de mariquitas y bolleras que decidieron sacar a la Virgen en procesión por los carriles de la huerta y a quienes se unieron las y los lugareños con paparajotes de por medio. A partir de ahí, lo demás es historia: un milagro por aquí, unas lluvias por allá, mucho mariconeo, mucha juerga y mucho sexo y la procesión se ha convertido en una romería muy salá a la que ahora parece que le quieren quitar el lado marica para convertirla en algo serio. Quelle valeur! El quid de la cuestión es que parece que hay intereses materiales de por medio. En fin, como la vida misma. El año pasado fuimos una delegación de "Antropólogas con fronteras" y nos decidimos a filmar un docu que aún ni siquiera hemos podido empezar a montar. Una amiga bollo nos dijo que lo deberíamos llamar "El origen de la religión". Y no le faltaba razón a la muchacha.

Total, que de momento pospongo la segunda visita a la huerta aunque, visto el revuelo que ha organizado el zaragüel delicioso, quizás debería no posponerla demasiado. De todos modos, el próximo verano pasaré un mes y medio por el Mar Menor, a ver si los lodos me hacen bien. ¡Qué ganas de revolcarme por el barro pestilente!

Ya decía yo hace un año que de doctora y de queer tengo poco. Tampoco mucho de petarda... aunque hay quien califique esta bitácora como tal. Y no porque ser doctora, queer o petarda sea algo negativo (tres desiderata de mi vida), sino porque aún no he llegado a ello. Acabo de conocer a mis ciberalmas gemelas con las que estoy conectada por el punto G: A ti, ¿qué te gusta? y, qué queréis que os diga, ellas sí que saben hacer un blog divertido y entretenido. La cosa es que hemos tratado muchos temas comunes y es curioso leerlos desde otro punto de vista. Si mi post más visitado es el de pollones, mi entrada favorita del blog de mis cibergemelas es su tratado sobre la morfología de las pollas (me he prestado alguna fotillo y todo). Un must, que dirían los gringos. Eso sí, después de leer su blog fresco, petardo y ocurrente, no he podido evitar sentirme un poco más mayor.

Pero bueno, como hablaba ayer con Kika, ser mayor está de moda, así que: viva las canas, las tripitas y, sobre todo, sobre todo, la madurez. (Quien no se conforma, es porque no quiere).


domingo, abril 15, 2007

 

Paparajotes



Me he pasado diez días en Murcia intentando avanzar con la tesis pero allí han sido las "fiestas de primavera" y, claro, no he podido escapar a la tentación de hacer un poco de turisteo y juerga. Los paparajotes son hojas de limonero rebozadas en harina, huevo y azúcar y Lady Godiva y yo nos tomamos algunos con un poco de café de olla. Paparajote es tambien mi marca favorita de camisetas: antes siempre que pasaba por la ciudad iba a su tienda, pero desgraciadamente hace un par de años que no sacan tallas ni diseños para chicos.

El día grande de fiesta, el día del bando, Murcia se convierte en un macrobotellón con trajes regionales que está muy bien y en el que según cuentan, folla todo el que quiere. Y es que el alcohol siempre ha ayudado mucho a esto de desinhibirse y en la mayor parte de fiestas patronales quien más quien menos se abandona al hedonismo y al relativismo moral.

Hablé con mi amiga Maru mientras me comía el mejor cruasán de la península y me comentó que tenía ganas de mudarse; hablé con la mitad murciana de las chicas a las que les gusta el porno, y me contó que ella salió de la ciudad en cuanto pudo; pero yo -la verdad- es que me lo paso genial cada vez que voy a la huerta. La gente que yo conozco allí es modeeeeeerna, cañera y alternativa y, encima, una de mis bitácoras preferidas es también de la tierra: ¡no os perdáis Planeta Murciano!. Recomendadísimo.

Probablemente sea que en los sitios donde hay más conservadores y rancios (aquí abundan los peinados de peluquería a lo Isabel Tocino, las mochilas del foro mundial de las familias y los pendientes de perlita), la gente que no pasa por el aro se tiene que ir al otro extremo o, directamente, irse de la ciudad.

A mi me llamó la atención la gran cantidad de "drag kings" que pululan por las fiestas murcianas. Y es que más del 80% de las niñas, chicas y mujeres prefieren vestirse con el traje regional de varón (más barato y ligero) que con el de mujeres: monísimo, carísimo y pesadísimo. Ellas sí que saben. No es de extrañar, porque Murcia ha sido, es y será una de las capitales maribollos del mundo mundial. Cuentan las mayores del lugar que ya durante los años de la transición venían maricas de toda Europa y de América a volverse locas a Murcia. Hoy hay una macrodiscoteca de ambiente en medio de limoneros y promociones inmobiliarias a las afueras de la ciudad como yo no he visto ni en Madrid ni en Barcelona. Y, para muestra, un botón: me voy a pasear por el malecón (que no va paralelo a la playa o la ribera, sino entre huertos) y me encuentro con esta pintada: "bollo power".

Lady Godiva me llevó a dar una vueltecita por la orilla del Segura, la zona de cancaneo. Ya lo decía César: "donde hay agua, hay una marica lista para ligar". Playas, saunas, riberas, puertos, baños, balnearios, piscinas... Me contaba mi ex que conoció a su novio hace unas semanas en la piscina de Son Hugo, en Palma. Pero no en las duchas de los vestuarios masculinos como ocurriría en la piscina del Lago o en La Latina, sino mientras se hacía unos largos: miradita mientras respiro a crowl, te chequeo el culo por debajo del agua cuando nadas a espaldas y, al dar la vuelta al final de la calle, te quitas el gorro para que me haga una visión de conjunto y nos tomamos una cola a la salida. Todavía me acuerdo del día que fuimos a los Baños Árabes de Madrid, con tanto calentón, un par de chicos se lo montaron en la ducha mientras sus novias esperaban tomándose un té arriba.

Y este miércoles, otra vez a la huerta, para escaparme el domingo a la romería del Contrapasmo, la advocación mariana más maribollo de la urbe y el orbe. ¡Si Ratzinger levantara la cabeza !


domingo, abril 08, 2007

 

Desaparecido



Me dicen el desaparecido… pero sigo vivo. Me gustaría contaros que me he tomado unas vacaciones sin avisar, pero lo cierto es que ha ocurrido todo lo contrario: las últimas semanas fueron una locura de estrés y el domingo no tenía ganas de ponerme a escribir. Como tengo muy claro que esto de la bitácora tiene que ser algo que me apetezca hacer, sencillamente decidí no hacerlo. Así que, entre que no he escrito hace tiempo y que las últimas semanas que lo hice no fui muy puntual, creo que ya no puedo decir que sea este un blog de periodicidad dominical. De todos modos, si quieres estar informado/a de su actualización, mándame un correito y te añado a la lista de alertas.

Se me han pasado por la cabeza muchas cuestiones sobre las que escribir aquí en estos días que he estado desaparecido de la blogosfera, pero me quedo con una que ha sido recurrente en este último ciclo: las maricas y bolleras en el armario.

Comentaba por aquí que yo creo que cada persona sabe a quien contarle su vida o no y cuando debe decirlo y cuando no, pero parece que lo que sí conviene para llevar una vida sana si te gusta la gente que es de tu mismo sexo, es tenerse asumido ante uno mismo / misma. Si bien la homosexualidad hace tiempo que dejó de ser considerada una enfermedad, los psiquiatras siguen pensando que es problemática cuando uno es homosexual y no se acepta como tal. Y yo creo que mucho de eso hay detrás de bastantes armarios.

¿A qué viene todo este rollo? Pues veréis, esta semana he tenido que presentar una investigación sobre homofobia y enfrente tenía, entre otras, a una de estas personas en el armario. Ya antes de sentarnos empezó a ponerlo todo en cuestión y luego soltó joyas tipo: “decir maricón no es un insulto porque eso es algo que hacemos todo el mundo sin mala intención”. Yo estaba indignadísimo: ¡parecía que tenía enfrente al Foro de la Familia! Era obvio que la mujer tenía sus reticencias con esta cuestión, pero de ahí a no reconocer que la homofobia existe, hay un trecho importante. Lo que ocurre es que las personas en esta situación son también homófobas porque tienen homofobia interiorizada. Es algo así como las mujeres machistas o los obreros de derechas. Y tienen un peligro…

Conecto todo esto con el tema del candidato a alcalde de Madrid por el PSOE, Miguel Sebastián. No sólo la Zero, sino en
muchos foros se comenta que es homosexual, lo cual -como han demostrado en Berlín o París- no sería ningún tipo de hándicap. El problema es que escucho cada vez con más insistencia que se trata de un gay en el armario. Ya tenemos un par de alcaldesas de grandes ciudades españolas en la misma situación y, la verdad, más bien poco (por no decir nada) han hecho a favor de los gays, lesbianas, bisexuales o transexuales. Sebastián rehuye cualquier mención al tema y, por lo visto, le molesta bastante. Como nos descuidemos, dentro de poco comenzará a poner querellas como Alejandro Sanz o Tom Cruise. Con lo guay que hubiera sido tener la oportunidad de poder votar por un alcalde marica y orgulloso de serlo como Pedro Zerolo (y de paso con discurso social y no de tecnócrata). Sniff, sniff.

En fin, todo esto no hace más que recordarme lo importante que es aquello del orgullo gay: estar orgulloso de lo que eres y quererte a ti mismo es lo más importante para poder querer a los demás y hacer un mundo mejor. ¡Vaya sermón! Pero bueno, al fin y al cabo estamos en Semana Santa…

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